Estamos de luto. Nicaragua hoy llora a sesenta y cinco más de sus hijos.
Jóvenes y adolescentes estudiantes que
fueron asesinados, masacrados, por el simple hecho de no estar de acuerdo con
un gobierno opresor que lleva más de once años vendiendo falsos sueños a un
pueblo que continúa deseando y trabajando arduamente para lograr una mejor
vida.
¿Pero, a que le llamamos una mejor vida? ¿Es acaso recibir unas cuantas
láminas de zinc, un par de gallinas y un gallo lo que hará mejorar la vida del
pueblo? Además, no debemos olvidar que, de no apoyar, militar o ser miembro del
partido (FSLN), recibirán nada de un total de nada.
Son muchos los sueños que han tratado de vendernos en el transcurso de
estos once años. Hoy recuerdo solo algunos. Recuerdo el supremo sueño de
Bolívar, que quedo en una solitaria piedra, la hidroeléctrica Tumarín, produciendo
miles de Kilo Watts de energía invisible, la línea aérea con vuelos desde
Italia que terminó en el gasto de traer, desde Italia, a los tenores y barítonos
que divierten a Laureanito Ortega. Uno de varios hijos de la pareja
presidencial que han despilfarrado nuestro dinero. Como dice el dicho, de tal
palo tal astilla.
Finalmente, no podemos olvidarnos del fantástico canal oceánico que nos
prometieron. Otra fantástica promesa que acabó hoy en una polvosa y montosa
trocha.
Bajo los efectos de espejismos y promesas Quijotescas, cerramos los ojos
y nos dejamos conducir por un hombre, sin ofender al resto, sin la más mínima
capacidad intelectual, ausente de preparación alguna, educación y noción de lo
que es correcto o incorrecto y, sobre todo, sin moral.
Pisoteó e hizo añicos el verdadero significado del cargo de la
presidencia de la república. Engañó, mintió y fabricó fantasías fabulosas para
mantenerse en el poder. Hasta que su soberbia ciega lo llevó al punto en que se
encuentra actualmente. Muchos pensamos que Ortega está al borde del precipicio. Únicamente
aferrándose a la idea de poder sostener un dialogo para “zafarse del clavo”. Dialogo
que en mi humilde opinión será una enorme pérdida de tiempo y solo le estaríamos
dando un respiro a Ortega, quien está acostumbrado a negociar al borde del
abismo, para reagrupar sus hordas asesinas y arremeter contra el pueblo nuevamente.
No podemos obviar que estamos lidiando con un individuo astuto que jamás, en su
vida, ha cumplido absolutamente nada de lo que ha acordado.
De existir un dialogo, este debería tener un solo punto de agenda: ¿A qué
hora te vas? No días y mucho menos semanas. Simplemente sacarlo, que se largue de
Nicaragua.
Posteriormente y ya sin Ortega,boicoteando todo, podríamos sentarnos a dialogar convocando a todos los actores y
sectores. Entonces podremos comenzar a ver cómo se enrumbará nuestro país por
la senda democrática que tanto anhelamos.
Por respeto a los muertos que han caído
durante los años que Ortega ha permanecido en el poder y en honor a esos
muchachos que fueron masacrados por la policía Orteguista y las hordas criminales
de la Juventud Sandinista, no podemos detenernos.
Al grito de el pueblo unido jamás será vencido, luchemos ya que Nicaragua
ha tenido suficiente. Insisto que no debemos brindarle más treguas y ninguna
consideración a un tirano que no dudó en ordenar la masacre de los estudiantes.
Muchachos que levantaron la voz y solo con sus ideales y sin más armas que sus
derechos, enfrentaron a sus asesinos. Se
puede palpar el dolor de tantas familias que lloran hoy a sus muertos, a los que
aun están desaparecidos, a los heridos y a tantos más que han sido humillados y
aplastados por este régimen de terror.
Se acabó. Ortega tiene que largarse. Tiene que dejar que Nicaragua
progrese. Que realicemos todo el potencial que tenemos como nación y como
ciudadanos libres
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